Sobre la Madre
La Madre María Luisa de Jesús y del Corazón Inmaculado nació en Zalamea la Real (Huelva, España) el 13 de octubre de 1929. Desde sus primeros años se sintió fuertemente atraída por la vida religiosa. En 1945 ingresó en un convento de vida contemplativa. Sin embargo, Dios le tenía reservada una misión especial. Por ello, tras muchos sufrimientos, salió definitivamente del convento en 1956, ya con la inspiración de formar un nuevo Instituto religioso cuyo carisma fuera la fidelidad total de sus miembros a todas las inspiraciones del Espíritu Santo, pronunciando a cada pedido divino su “hágase”, a imitación de Aquella que se definió como “la Esclava del Señor”.
La Obra soñada por ella para Dios tardaría todavía más de cuarenta años en quedar consolidada. Este tiempo de espera estuvo profundamente marcado por el dolor y la cruz: esta era la señal que aseguraba el sello divino en la Obra que el Señor la encomendaba. Un profundo espíritu de fe u un abandono total en la voluntad divina la sostenían.
En 1975 recibió la aprobación de su Obra de manos del Obispo de Coria-Cáceres; pero la espera, en total soledad, se prolongaría todavía hasta los años 90 en que se empezó a formar la primera comunidad definitiva. En 1999 tuvo lugar la toma de hábito y primeros compromisos de la nueva familia religiosa contemplativa de “Obra de Amor”. La Madre María Luisa había sido instrumento dócil en las manos del Señor.
Tres años después, un repentino diagnóstico de leucemia le anunciaba la proximidad del “inefable encuentro“ que hacía tanto tiempo deseaba con ansias. Tras siete meses y medio de grandísimos sufrimientos, llevados con el mismo heroísmo que caracterizó toda su vida de entrega a Dios, pasó a habitar en la intimidad del Corazón Todocariñoso de sus Amado el 13 de noviembre de 2002.
Su vida espiritual se centraba en la meditación de los misterios de la Encarnación y de la inhabitación divina, y en el amor a la Santísima Virgen.